Celebración en familia mercedaria de la #JornadaDelMigranteyRefugiado
Celebración en familia mercedaria de la #JornadaDelMigranteyRefugiado
La parroquia de Nuestra Señora de La Merced, de Valladolid, fue elegida como sede para la celebración de una Santa Misa especial por la #JornadaDelMigranteyRefugiado, que presidió el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.
La elección del templo mercedario fue también un reconocimiento a su labor de acogida de 9 jóvenes migrantes, que residen en el edificio parroquial, en sintonía con los cuatro verbos utilizados por el Papa Francisco: acoger, proteger, promover e integrar.
La Eucaristía fue un momento de encuentro al que asistieron miembros de la familia mercedaria y los 22 jóvenes migrantes que viven en las tres viviendas que coordina la Fundación La Merced Migraciones en Valladolid. Los jóvenes estuvieron acompañados por trabajadores sociales y voluntarios de la entidad, y por sus educadores.
Un chaleco de salvamento y un abrazo en el ofertorio
El presidente del patronato de la Fundación La Merced Migraciones, Justo Linaje, el provincial de los mercedarios de Castilla, Alonso Armiño, y Luis Callejas Rodríguez-Palmero, director general de la Fundación La Merced Migraciones participaron de la celebración, junto a tres frailes de la comunidad parroquial.
Los jóvenes migrantes y refugiados protagonizaron dos momentos muy especiales durante la celebración. La presentación de las ofrendas contó con un chaleco naranja de salvamento marítimo, que acercó uno de los jóvenes, y con un abrazo de otro de ellos, de confesión musulmana, al cardenal Ricardo Blázquez.
Esa participación en el ofertorio fue su forma de agradecer, y presentar como ofrenda, la acogida que han recibido.
«Si estás conmigo, Señor, cualquier lugar de la tierra es una bendición»
Kamga, camerunés de alrededor de 25 años, elevó una petición de bendición desde su testimonio de acogida antes de la bendición final. Te lo reproducimos a continuación.
“Bendice la ciudad donde ahora vivo y, por favor, consuela a mis padres, que quedaron tristes cuando partí. Señor, bendice a los nuevos amigos que abrieron sus vidas para hospedarme. He dejado a mi familia y a mi país, porque creo, Señor, que tú sostienes mi vida. Señor, bendíceme en esta tierra, que es tuya y de todos. Protégeme y procúrame el bien que necesito, enséñame a servir y a amar a mis nuevos amigos, que conozcan que, en mi tierra, hay hombres y mujeres llenos de bondad y fuertes. Señor, que celebre la vida cada mañana, como la celebraba con los míos, que no le tenga miedo al trabajo, a progresar con fe y con esfuerzos. Estarás conmigo siempre y eso es todo lo que necesito. Si estás conmigo, Señor, cualquier lugar de la tierra es una bendición. Gracias, Señor, por bendecir mi camino. Amén.
Puedes revivir toda la celebración en este vídeo y escuchar a Kamga a partir del minuto 24′ 42″.