Exposición «Orgullo de Valientes» – Fundación La Merced Migraciones

Las personas migrantes, solicitantes de asilo o refugiadas LGTBI+ huyen de su país de origen por miedo, amenazas o situaciones de violencia a causa de su identidad u orientación sexual, o por ser agentes activos en la reivindicación de sus derechos. Se enfrentan al rechazo en sus propias comunidades y, en España, muchas veces, la tramitación de los papeles y la falta de conciencia social sobre el valor, talento y diversidad que aportan, se convierten en otros escollos a superar.

 

En la Fundación La Merced Migraciones, les acogemos de forma integral, les ofrecemos asesoramiento jurídico, acompañamiento, entre otros servicios, así como un grupo de bienvenida LGTBI+ donde poder expresarse y crecer en un espacio de libertad y seguridad. La resiliciencia de las personas LGTBI+ nos ha dejado grandes historias de superación y reflejos de los estigmas que sufren y que recopilamos para ti en nuestra exposición «Orgullo de Valientes», cuya audioguía locuta Camila Vargas, refugiada LGTBI+ y activista defensora de los Derechos Humanos.

«Los insultos, el rechazo y las vejaciones por mi identidad sexual fueron una constante en mi vida. Sin embargo, lejos de hundirme, me hicieron más fuerte», Juan.

Hay países en los que la vida de las personas LGTBI+ no tiene valor. Son asesinadas y maltratadas con total impunidad. Algunas llegan a creer o sentir que son inferiores, indignas y que no se merecen el reconocimiento de sus derechos.Llegan, incluso, a renunciar a su identidad. Otras, consiguen empoderarse y vivir según su identidad sexual, convirtiéndose en referentes para otras personas.

 

 

«Ser LGTBI+ y el VIH: un doble estigma»

El VIH es una realidad invisibilizada en el mundo. El desconocimiento social y la carga moral incrementan el rechazo y el aislamiento.
A esto se suma que el acceso limitado a tratamientos en algunos países es un factor de riesgo para la propia vida. Ser LGTBI+ y tener VIH supone un doble estigma que aumenta la invisibilidad.

«El líquido antiácido me ayudaba a sobrellevar los efectos de los gases lacrimógenos que la policía utiliza para disolver las manifestaciones en defensa de los Derechos Humanos», Manuel.

Algunas personas LGTBI+ ejercen un fuerte activismo en su país para defender sus derechos, no sólo del colectivo, sino también del conjunto de la ciudadanía. Esta importante lucha pone en riesgo sus vidas y les obliga a salir
del país.

 

«Siempre supe que era mujer, aunque mi entorno y la sociedad nunca lo aceptaron. No quiero seguir en la oscuridad, encerrada en una prisión invisible. Necesito ser libre, ser yo misma»,Carol.

Las personas transexuales sufren una especial situación de persecución, incluso en países donde las leyes protegen o garantizan derechos del colectivo LGTBI+. Ven negados derechos humanos fundamentales, llegando a ser asesinadas con total impunidad. El acceso al mercado laboral es una utopía para ellas.

 

 

«Soñaba con ser realmente el protagonista de mi vida. Tener la libertad de poder expresarme y vivir sin sentir miedo o desprotección», Pedro.

El reconocimiento de los derechos del colectivo LGTBI+ en España, ha posicionado a nuestro país como referente en esta materia. Sin embargo, la Administración aún aplica el «requisito de discreción» en los procedimientos de asilo, según el cual la persona podría estar segura en su país si oculta su orientación sexual o identidad de género. Esto supone una vulneración del derecho a vivir libremente la identidad sexual que reconoce la Declaración de Derechos Humanos.

«En mi país trabajaba como gerente en el sector aeronáutico, sin embargo, el constante acoso por mi ideología política y mi orientación sexual me obligó a marchar. Hoy miro al futuro con incertidumbre, pero confiando en retomar mi pasado», Jefferson

Las personas solicitantes de asilo se ven obligadas a marcharse y a abandonar lo que han construido a lo largo de su vida. El proceso de asilo no es fácil emocionalmente por la gran incertidumbre que genera. Al temor real por la propia vida se le suma el desarraigo que produce saber que no podrás volver.

«Nunca imaginé que viviría en albergues para personas sin hogar. Sin embargo, las experiencias vividas me acompañarán siempre», Pedro.

Las personas solicitantes de asilo tienen derecho a la protección del «Sistema de Acogida e Integración» pero los plazos de la administración para poder acceder se dilatan en el tiempo.

 

Es por ello que muchas personas se ven obligadas a vivir en situación de calle. A lo vivido en origen se suman esta extrema vulnerabilidad, donde además se pueden enfrentar a situaciones de LGTBIfobia.

«Pensé que, al admitir mi solicitud de asilo, todo empezaría de nuevo, sin embargo, la Tarjeta Roja solo supone el inicio de un tiempo de espera impredecible», Manuel.

Las personas solicitantes de asilo reciben la ‘Tarjeta Roja’ como documento provisional que les autoriza a permanecer en España hasta que se resuelva su solicitud. Cada seis meses debe renovarse esta tarjeta hasta su resolución definitiva. El carácter provisional y el desconocimiento de la Tarjeta Roja por parte de la sociedad, incluso de la propia administración, dificulta la integración y cierra muchas puertas en el acceso al empleo, la vivienda, la sanidad y otros servicios.

«Nunca me gustaron las etiquetas, yo soy Juan, no necesito otras clasificaciones o estereotipos. Soy una persona», Juan.

Las personas LGTBI+ solicitantes de asilo y refugio merecen un reconocimiento de su identidad y de su vivencia, no sólo por parte de la Administración en la concesión del asilo, sino también por la ciudadanía. Reconocer la diversidad dignifica no sólo a estas personas, sino que dignifica a toda la sociedad.

«Llegar a Chueca fue una mezcla de felicidad y desconcierto. Felicidad, porque nunca había visto a personas homosexuales expresarse con tanta libertad. Desconcierto, porque las mujeres negras y lesbianas parece que no formamos parte de esta diversidad», Aba.

Existen países en los que la expresión de la identidad de género o la orientación sexual está penalizada. Para personas que huyen de estos lugares, observar la libertad para las personas LGTBI+ aquí es una ventana abierta a la esperanza. Sin embargo, las personas racializadas pueden sufrir otro estigma que no habían experimentado. En España, ser mujer, negra y LGTBI+ debería ser una potencialidad de la diversidad, pero, habitualmente, se convierte en una triple discriminación.

«Salgo de un período oscuro y estéril hacia un renacer, una época más fértil y fructífera. Aún así siento la inseguridad de unos pies desnudos», Iván.

Las personas LGTBI+ solicitantes de asilo y refugio precisan superar situaciones difíciles que les impiden avanzar. El acompañamiento profesional es fundamental como herramienta para reconstruir su vida. Cuando salieron de sus países tenían unas expectativas que no siempre se cumplen. La incertidumbre genera cierto sentimiento de indefensión y temor.

«Después de 20 años juntos estoy aprendiendo a expresar el amor de puertas para fuera», Óscar.

Las personas solicitantes de asilo tienen derecho a la protección del «Sistema de Acogida e Integración» pero los plazos de la administración para poder acceder se dilatan en el tiempo.
Es por ello que muchas personas se ven obligadas a vivir en situación de calle. A lo vivido en origen se suman esta extrema vulnerabilidad, donde además se pueden enfrentar a situaciones de LGTBIfobia.

«Algo tan normal como sacar el móvil es un riesgo en mi país. Aún no me he acostumbrado a caminar sin miedo»

En algunos países la inseguridad en las calles es una realidad constante. Para las personas LGTBI+ esta indefensión puede ser aún más patente, teniendo que encerrarse e impidiéndoles desarrollar una vida plena. Una de las cosas que más valoran en España es la seguridad y libertad que ofrecen las calles, a pesar esto también pueden encontrar actitudes LGTBIfóbicas.

«Ahora parece que tengo cierta seguridad con la Tarjeta Roja, cuento con mis fuerzas para salir adelante. Sin embargo, a veces me siento solo para continuar», David.

Las personas migrantes suelen tener una gran capacidad de resiliencia. A la soledad generada por dejar su país, se une el posible rechazo de sus propias comunidades y la exclusión dentro del colectivo LGTBI+ europeo.

«Jamás pensé que podría manifestarme por mis derechos. Ahora quiero ayudar a otras personas en mi situación», Adonnay.

Participar en una manifestación en defensa de los derechos LGTBI+ era algo impensable para muchas personas hasta que llegaron aquí. Sin embargo, algunas inician un proceso de activismo y compromiso social apoyando a otras personas que han pasado por su misma situación. Sirven de referentes y soporte para las recién llegadas.