«Cada minuto que dediques a ver esta exposición, 25 personas se ven obligadas a dejarlo todo y huir para intentar sobrevivir en otro lugar, lejos de su casa, de sus amigos y su familia.»

La Fundación La Merced Migraciones atiende a personas que huyen de situaciones de violencia, guerra y desigualdad. Favorece su inclusión real en la sociedad, apoyándoles con vivienda, clases de español, asesoramiento jurídico, psicológico y laboral o formación para el empleo. Trabaja también con la ciudadanía para dar a conocer esta realidad y la riqueza que supone la incorporación de la diversidad al mundo laboral, o de reivindicar la convivencia y el diáologo interreligioso o la acogida a toda persona sin importar el color de su piel, su credo u orientación sexual. Todos/as ellos/as son PERSONAS #VALIENTES.

Esta exposición se ha reproducido en la cuenta de Twitter de la Fundación la Merced Migraciones (@lmmigraciones) para dar a conocer estas historias de #Valientes y su vinculación en la actualidad con realidades y proyectos de la entidad, que reciben financiación del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el Fondo Social Europeo, el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea y la Comunidad de Madrid, entre otras entidades.

 

Issa

Issa decidió ayudar a su familia y después de morir su padre vino a Europa. Viajó desde Senegal, atravesando Mali, Mauritania y Marruecos. Allí se subió en una patera y consiguió entrar en España.

 

 

Djiby

A Djiby le habían contado lo que era Europa y, sin pensarlo mucho, cruzó el océano desde Senegal hasta Canarias.

 

Dejó a su familia hace ya 11 años, aunque habla con ellos todos los días. Lleva tres años viviendo en La Merced y después de formarse en Integración Social es parte del equipo profesional de la entidad. Es referencia para chicos que también soñaron un día con vivir en Europa.

 

 

Abou

Abou salió de Ghana con 14 años. Atravesó Togo, Benín, Níger, Libia, Argelia y Marruecos. Después de cuatro años de viaje, logró llegar a España atravesando la selva, la guerra y el Sahara.

Yassine

 

Joel y Javier

 

Joel y Javier se conocieron en uno de los pisos de acogida de La Merced y, desde el principio, se hicieron muy amigos. Ambos salieron de Centroamérica huyendo de la violencia en Guatemala y Nicaragua.

Marco Aurelio

 

Marco Aurelio era un empresario y reconocido activista del LGTBI en Honduras. Un día, fue secuestrado y temió por su vida.

 

Decidió huir y llegó a España. Conoció La Merced por su programa de empleo y ahora forma parte activa del grupo LGTBI de la entidad. En España continúa luchando para mostrar que en Centroamérica la gente es asesinada por ser gay.

 

 

Abdellah

 

Abdellah llegó a España desde Tánger escondido en un camión cuando era un niño. Cuando llegó a La Merced era un rebelde, pero supo encaminar su vida, estudiar y labrarse un futuro en España.

 

Desde el año 2006, trabaja como educador social en la Fundación y es una pieza fundamental del equipo.

 

 

Youssef

 

La guerra estalló en Siria y los padres de Youssef sabían que si no salía del país sería llamado a filas. Con 17 años aterrizó en España y fue acogido por La Merced.

 

Estudiaba en su país y lo sigue haciendo en España. Es el primero de su clase y será ingeniero eléctrico en dos años.

 

 

Romeo

 

Romeo salió huyendo de Camerún y tiene reconocido el estatuto de refugiado.

 

Llegó con 17 años, después de ocho meses de viaje. Con el apoyo de La Merced consiguió sus papeles y un trabajo. En un año, obtendrá la nacionalidad española.

 

 

Mostafa

 

Mostafa ha sido un empleado ejemplar en la empresa de inserción – Puentes para la Inclusión – que la Fundación La Merced Migraciones gestiona en Madrid. Ha combinado su trabajo como vigilante de parking con sus estudios.

 

Ahora, con sus ahorros ha cumplido su sueño de ser peluquero y próximamente abrirá su propio negocio.

 

 

Miloud

 

Miloud vino desde Marruecos para buscar un futuro mejor y llegó a La Merced. Aunque hizo lo imposible, un grave problema en su cadera le impedía caminar.

 

Consiguió operarse y, después de una dura rehabilitación, pudo salir adelante y encontrar un trabajo. Nunca estuvo solo y sigue sin estarlo.

 

 

Ismael

 

Ismael era un chico que no encontraba su lugar. Llegó a La Merced, apostaron por él y le presentaron a José.

 

José es voluntario de La Merced desde hace 12 años y siempre ha sido el apoyo para chavales, muy jóvenes. Ismael es uno de ellos y ha conseguido trabajo y vivir de forma independiente.

 

Ismael forma parte de la familia de José. Su nuevo reto conjunto es aprobar el graduado escolar.

 

 

Henri

 

Henri es de Camerún. Llegó a España con 20 años y acaba de comenzar su vida independiente después de varios años viviendo en La Merced. En este tiempo, se ha formado en microinformática y redes, y está trabajando.

 

En esta fotografía está en la primera casa de acogida que la Fundación La Merced Migraciones abrió en España hace 30 años.

 

Esta casa ha sido un lugar de paz, donde todos ellos han comenzado una nueva vida. Un lugar de esperanza y seguridad.

 

 

Vladimir

 

Vladimir llegó solo a España con 15 años desde cabo Verde. Vivió hasta su mayoría de edad en La Merced y, durante ese tiempo, pudo formarse y madurar como persona.

 

De su experiencia en La Merced aprendió los valores del respeto y del esfuerzo. Hoy es un hombre independiente y seguro de sí mismo.

 

Después de una década en España, ha desarrollado una carrera profesional, ha podido reunirse con sus hermanas y sueña con formar su propia familia.

 

 

Christian

 

Christian se emociona al hablar de La Merced. Llegó con sólo 18 años y encontró aquí una nueva familia. Salió de la República Democrática del Congo, huyendo de uno de los países más convulsos del planeta y consiguió tener una vida plena en España.

 

Ahora, trabaja largos turnos en una cadena comida rápida para sacar a su mujer e hijos adelante.

 

Christian es un chico extraordinario que ha sido capaz de reconstruir su vida en un lugar seguro.

 

 

Claudio

 

Claudio salió de Angola siendo un adolescente y vivió en la Fundación durante varios años. Consiguió crecer como persona y como profesional. Ahora es un buen cerrajero, que nunca ha parado de trabajar.

 

Su verdadera pasión es el baloncesto y, aunque consiguió jugar en categorías inferiores, tuvo que dejarlo para mantener a su familia.

 

Agradece a La Merced que le hayan enseñado a ser más fuerte y a valorar las oportunidades.