“Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”

Esta semana hemos presentado la memoria anual de actividades del año 2022.  Hicimos una primera presentación en nuestra sede de Valladolid y una segunda en Madrid. Hemos hecho memoria del año y de las cosechas surgidas en el camino. Contando en forma de historias de pequeñas comunidades que han hecho posible el crecimiento y la autonomía de tantas personas migrantes que llegan a La Merced.

Durante la presentación en Valladolid, el martes 19 de septiembre, Ignacio Postigo Cacho, patrono de la Fundación, habló del origen de La Merced y de los primeros años de andanzas en Valladolid. Tras las palabras del patrono, Elena Castaño, subdirectora de la Fundación, procedió a hacer lectura pública de la Memoria. Por último, Ousama Soukhane dio voz y cuerpo a la experiencia del joven migrante que lo deja todo y siendo un niño se embarca en una travesía de la cual no sabe nada, no conoce a nadie. Solo tiene miedo. Ahora, lleno de orgullo, puede agradecer que tiene trabajo, papeles y la posibilidad de visitar a su familia. «Estuve ahí este verano. Cuando vi a mi padre y a mi hermano en el aeropuerto, sentí que todo lo vivido estos cinco años, había valido la pena», sonríe Ousama al compartirlo.

La presentación en Madrid la realizó el director de la entidad Luis Callejas Rodríguez Palmero, acompañado nuvamente de Ousama Soukhane, quien compartió el terror que significa viajar en patera, durante cuatro días, con casi 50 personas, sin saber quiénes sobrevivirán.
En esta misma línea, Luis Callejas destacó las peripecias y horrores que se viven en el tránsito migratorio, “hacemos memoria también por los que no pudieron llegar, que son muchos más de los que hoy estamos con vida”.

Las personas migrantes que llegan al territorio español se en­cuentran con barreras que dificultan su integración y el desa­rrollo de una vida digna. Quien decide migrar a España ha de saber que enfrentará muros físicos, lingüísticos y culturales en las fronteras; la dificultad de acceder al sistema de protección internacional por falta de citas; los problemas para empadro­narse en las grandes ciudades; el hermetismo del sistema que impide acceder a un alquiler razonable, en ocasiones agravado por prejuicios de las inmobiliarias y de los mismos propietarios.  Sí, quien migra a España se topará con puertas que se cierran, pero también se le abrirán ventanas y manos amigas que se ex­tienden para recibirles e integrarles en nuevas comunidades. De esas puertas y ventanas abiertas tenemos la suerte de ser tes­tigos y partícipes en La Merced, testigos de personas que abren la posibilidad de encuentros auténticos.

Nuestra misión se extiende por las ciudades de Ma­drid, Elche, Valladolid y desde 2022, acogiendo a una familia ucraniana, trabaja en Herencia, Ciudad Real. En Valladolid estamos desde el

 2017 y en esta provincia en la que centramos la óptica de esta Memoria del 2022, la Memoria de las peque­ñas grandes comunidades.

En la ciudad vallisoletana tenemos tres pisos de acogida, a di­ferencia de los 14 que hay en Madrid. Estas dimensiones nos permiten ver, con más detalle, las maravillosas comunidades y redes de apoyo y amistad que van constituyendo el día a día de las personas migrantes que llegan a España.  Actualmente tenemos, en Valladolid, 20 jóvenes en acogida. 9 en primera fase y 11 en promoción a la autonomía. En total han pasado, a lo largo de estos 6 años de historia en Valladolid, 150 jóvenes.

En 2022 recibimos a más de 1000 personas en atención socio-jurídica, lo que representa el doble de atenciones que el año anterior. También el número de personas que recibieron atención psicosocial se ha duplicado en el mismo año.

Cada año, en La Merced nos encontramos con más historias de resiliencia e integración social. Crece el número de historias porque crece también el nú­mero de personas que llegan a La Merced.

Durante el año 2022, 1.666 personas fueron formadas en diversidad; 521 personas migrantes atendidas por el equipo socio-jurídico y 476 insertadas en el mercado laboral; 154 personas acogidas en las 18 viviendas de la entidad, 35 más que el año anterior; 81 personas privadas de libertar participan del programa Reincorpora, un 179% más que el año anterior.

El 2022 nos ha permitido dar acogida residencial a familias ucranianas. De esta forma hemos dado respuesta a la extraordinaria llamada a acoger niños, niñas y mujeres que huían de la guerra. Una gran responsabilidad.

Con gratitud y responsabilidad compartimos esta Memoria.

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